20090113

Bienvenido a Tijuana/Babelia


Hace muchos años que nos recibió Tijuana en un día lluvioso, creo que era febrero,
Dejamos atrás Guaymas, nos venimos en autobús, mi hermana Columba que estaba muy pequeña y se orinaba cada rato, no tenía pañales y se le mojaban los zapatos, recuerdo que mi hermana Mónica y yo nos preocupábamos por ella. Y poníamos sus zapatos en una ventana pero no había nada de sol, en esos días descubrimos los pañales desechables, fue un alivio, veíamos las caricaturas en inglés, Tom y Jerry, después I Love Lucy. Encerradas en una habitación a donde mi tía Rita nos confinó, no podíamos dar un paso fuera de ella, desayunábamos Cork flakes con mermelada. Y comíamos muy poquito.

Fueron días, húmedos, tristes, durmiendo en montón en una sola cama éramos cinco niños sin preguntas asumiendo el mundo en silencio y semiabandonados.


Años después cuando vino la gran inundación del río, después de que se murió Cuenca Díaz, ¿o lo mataron? y abrieron las compuertas de la presa y el agua arrazó con cartolandia, Rafaél Hernández y don Alfonso Valdivia en las noticias del canal doce anunciaban el famoso ciclón, huracán y demás calificativos, vivíamos en la colonia México en la Calle Zacatecas número 56, se le pidió a la población reforzar medidas de seguridad, mi papá andaba en Guadalajara, después que oscureció comenzó la lluvia, mis hermanas y yo semidesnudas salimos a bañarnos en el patio, de las pocas veces que la amargada de mi madre nos dio permiso de hacer algo divertido y pensar que mientras nosotros jugábamos otros eran arrastrados por el río.

Después vinieron otras lluvias, otras tristezas, otras aguas y otras lágrimas, y una de esas lluvias fue el presagio de que mi madre ya no estaría con nosotros…

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