20090225

 
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20090206

La Lolota parte IV


A Dolores la despertó la necesidad imperiosa de orinar, es media noche, alcanza a escuchar los ladridos de los perros que adornan la oscuridad y le dan un tono más siniestro, su abuela le dijo que los perros ladran para espantar la muerte, e imagina a un ser cadavérico cargando una guadaña afilada asechándola. Salta de la cama y apretando la vejiga corre al baño. En el camino se tropieza con el armazón donde guarda la ropa y algunos cachivaches de valor sentimental, se golpea el dedo medio del pie y enojada, se baja los calzones exhalando ays de alivio y de dolor,escucha el chorro tibio y rancio de sus miados amarillos tan amarillos, que piensa que las neurosis ya se le clavaron en el riñón, en la vejiga, en las vías urinarias que se le irritan con tanto alcohol, se consuela pensando que se irán por el caño, suspira anhelando que lo mismo pase con los recuerdos.

En la cama con un curita rodeándole el dedo medio del pie intenta dormir, las sabanas están frías y el techo rencoroso le muestra las imágenes de sus días pasados. Noches de sexo con su marido, la bata color durazno, los calzoncitos sexys que no volvió a usar, los besos y las caricias que su cuerpo ha ido olvidando con el paso de los años y otros hombres que la dejaron mas sola que un divorcio.

Con la boca seca y los pies solos, se aguanta las ganas de tomar agua, por que no quiere que se le espante el sueño, sin aceptar que el insomnio ya se le clavo en los ojos. Y esta será una noche mas de roer recuerdos de querer amedrentarlos a fuerza de apretar los dientes, de revolverse en las cobijas, de morderse las uñas y contar borreguitos sindicalizados.

Los pensamientos le abren muchos caminos, las almohadas no suplen otro cuerpo, da vueltas de izquierda a derecha cerrando los ojos queriendo atrapar el sueño.

Lolota, desesperada, llega a la conclusión que la causa de su padecimiento crónico es la cama demasiado grande para una mujer que duerme sola,

sin un ejemplar masculino, tibio, limpio, oloroso, apasionado que ocupe ese territorio indivisible que desde hace mas de 4 años esta vacío. Piensa que es verdad, una cama matrimonial es para los matrimonios, seguramente el papa Benedicto duerme solo y por lo tanto en una cama individual, seguramente también el cura que la confiesa los fines de semana, la Madre Teresa de Calcuta, al igual que los jugadores de fútbol cuando los concentran antes de un partido. Vino a su mente aquella tía que murió soltera y quiso recordar como era su cama pero por más que se esforzó solo tuvo memoria de la colcha tejida que siempre pulcra cubría la cama. La imagen bien humorada de la tía platicadora y coqueta le bañó los ojos de frescura, suspiró por ella y quiso continuar haciendo una lista de personas solteras que era seguro que usaran una cama individual, las estrellas y la luna se ocultaron. Comenzó a escuchar el canto tímido de algunos pájaros.

La Lolota parte V

Lolota desvelada va directo a la regadera con el propósito de ir esa mañana a comprar su cama individual, al fin ella ni pareja tiene y nunca hace el amor, ni siquiera a solas, siempre ha despreciado la practica de Onán que la hace sentir mas desolada y le deja viscosidad de amargura en los dedos y en la cara que, según su madre, refleja todo lo que hace y los mas mínimos secretos de un alma pecadora.

Desayuna café sin azúcar, pan tostado, lee el periódico, busca la cartelera de los cines, es sábado y su hija se va con sus padre a pasar el fin de semana, la casa está más vacía mientras dan las nueve, riega las macetas, arranca las hojas secas, cambia la hoja del calendario y pone música, Tree Times a Lady de Lionel Richie, una rola de los ochentas, traguitos de café, sorbiendo la amargura, los hombros se le caen, mueve un pie. Aparece su película virtual, se imagina con ese pantalón de lino, color arena que se compró para el verano esperando que hasta su puerta llegue ese apuesto caballero que le abrirá la portezuela del carro y también desabotonará sus risas, ya se imagina vino y velas, canciones y carreteras nuevas, cuantos sueños acumula Lola, cuantos anhelos se le pueden estacionar sobre las piernas.


El timbre del teléfono la despierta, es la empleada de telemarketing que quiere venderle más servicios: llamada en espera, identificador de llamadas, larga distancia con precio de cliente preferencial, no le interesa que alguien espere por llamarla ni identificar una llamada. Quiere recibir llamadas no importa de quien sean, da las gracias y cuelga, toma su bolsa sus ilusiones y la determinación de cambiar de cama, sale contenta con el pelo aún mojado rumbo a la tienda donde su nuevo colchón la espera.

Pensaba irse en calafia pero al ver un camión azul y blanco siente nostalgia de cuando niña y se sube contenta, las caras de los pasajeros son una pintura para interpretar y se entretiene observando a las señoras que aprietan sus bolsas contra su pecho, pero la ventana ofrece una mejor panorámica. Las calles polvorientas, con gente que viene y va preocupada, ansiosa, distraída, vendedores callejeros que alzan las voz y sus mercancías. Los ojos de Dolores se llenan de imágenes que la obligan a querer más su ciudad, sus calles que la han visto vagar a media noche medio sola y medio ebria.

En la Calle Tercera se baja del camión de la nostalgia, camina derechito a la tienda como si sus ansias de cambiar de cama le pudieran asegurar noches de sueño, noches enteras dedicadas a descansar el cuerpo y a recuperar su alma.

La Lolota parte VI


En exhibición hay diferentes camas, espanta a los vendedores que como moscas la interrogan. Compara precios y se sienta en la orilla de las éstas para probar los colchones, escoge una de madera clara. Está a punto de hablarle al vendedor, descubre su figura en el espejo de un ropero enorme, perpleja, mirando su cintura pequeña, sus caderas redondas y firmes, sus pechos como dos campanas que llaman a amar, su cabello limpio y oscuro cayendo sobre los hombros, sus muslos fuertes que no se esconden debajo del pantalón, y se dice a si misma, Nooooooombre si estoy muy buena, y ante la mirada incrédula de los vendedores, se dedica los próximos 10 minutos a encontrarse en el espejo y aceptar que esa mujer bonita y agradable es ella.

Decide que para una mujer tan bella, tan simpática y de esa talla, es necesaria una cama Queen Size. Paga en efectivo y llena de suspiros, escribe su domicilio donde le entregarán su compra y sale ilusionada a comprar dos juegos de sábanas de franela, azules como sus pensamientos, rosas como la ilusión que le da saberse amada en los brazos del Dios Morfeo que esta noche si vendrá a arrullarla. Después de comer en la cafetería de los fines de semana, regresa a casa por que antes de las cinco entregaran su cama. Con mucho trabajo saca los colchones de su vieja cama y los arrastra al contenedor de la basura.... su respiración es entrecortada dice adiós al pasado no mira atrás por temor de convertirse en estatua de sal.

Son las dos de la mañana, se despierta con la boca seca y se da cuenta que la cama le dice que ahora es más grande su soledad, abraza su almohada, espera que llegue la mañana que no le traerá nada nuevo tan solo la abulia de vivir todos los días como la misma Lolota, ¿a donde irá ahora ? ¿Tan Lola y tan sola?