20090126

CHINA Y BAJA CALIFORNIA UNA SOLA COMUNIDAD (IMAC 2007)




No recuerdo con exactitud cuando comenzó a interesarme la Cultura China, seguramente fue cuando niña, una tarde fría después de andar caminando por horas con mi mamá, por todas las tiendas de la Zona Centro, cansadas y hambrientas entramos a una cafetería de chinos en la Calle Primera , La Flor de Loto, la calafia que nos regresaba a casa se tomaba afuera de esa cafetería, así que mientras esperábamos a que llegara nos sentamos frente al ventanal mirando pasar mujeres con falda corta y ajustada, hombres con hebillas grandes en las cintura, sombrerito y botas, músicos cargando su acordeón , madres que jalaban a sus hijas del brazo acercándolas a ellas como si pudieran protegerlas del entorno de paisanos y prostitutas…. mi mamá, con su nariz respingada y sus ojos de agua, pidió arroz al vapor y caldo de camarones con napa.
Yo miraba con los ojos redondos a los chinos que atendían ese lugar extraño, que apenas recuerdo, pero no el vapor que salio del recipiente donde nos sirvieron arroz blanco, tan blanco que parecía una bola de nieve del polo sur vaporosa sobre la mesa. Ya había escuchado en las películas que los chinos eran amarillos, ingenuamente esperaba que así fuera, pero no tenían la piel amarilla como la mostaza. Cuando una pequeña mujer esbelta de cabellos oscuros, nos llevó el caldo hirviendo, acerqué mi brazo al de ella, y su color era pálido, entonces entendí que el amarillo era otro, ese amarillo que me aparece ahora que estoy viliosa. Mi mamá comía muy despacio y siempre me platicaba cosas, sus recuerdos, sus cuentas de la casa, como iba a organizarse para pagar el recibo de la luz, comprar zapatos para mis hermanos, de que habría que pasar entre semana al Calimax de la Diez por arroz y leche, vainilla y pasas.
Desde ese día cada que iba al centro me asomaba a esa cafetería a ver a los chinos y después descubrí unos más en la casa Tanaka de la Calle Segunda. Años más tarde la literatura me llevó a conocer sus historias y sus leyendas junto con Amy Tan, conocí al Dios del Fuego, a la quinta hija menor, y un día en un restaurante de comida china le compré un disco de música a una chinita que trabajaba en la cocina, después vino el cine chino y sus grandes historias románticas, los paisajes maravillosos, las telas y lo ornamentado de sus decoraciones, así como la literatura china que conocí en un taller con Eraclio Zepeda.
Sin darme cuenta pasaron los años y ya trabajando en IMAC, necia, testaruda, conseguí un festival con la Comunidad China de Tijuana, lo bueno que el director de la institución, era flexible y le interesaban actividades de calidad.
La Comunidad China asistió contenta al festival y fue una noche significativa, su León Ceremonial, el sonido de sus percusiones, la sonrisa amable y orgullosa de estos tijuanenses provenientes del Oriente, orgullosos de sus tradiciones, nosotros en Casa de la Cultura de la Colonia Altamira sintiéndonos privilegiados de tener la presencia de nuestros vecinos chinos, establecidos en esta ciudad que con trabajo hicieron suya.

20090123

GIRASOL DE SALITRE



El Azul es enorme, todo su aliento se estrella en mi cara. Es salado, húmedo, pegajoso, huele a amor… Penetra mis sentidos, mis poros se dilatan y se dejan seducir. Camino, la arena entra juguetona a mis zapatos y me molesta.
Mis pies desnudos sienten el frió de la arena y escuchan el sonido de mis dedos enterrándose sin cuidado bajo los granos salados, grises y solitarios. Trozos diminutos de roca pulverizada me hacen cosquillas y yo tengo solos los brazos, una pequeña ola se desliza suavecito llegando lánguida a la orilla moja mis pies con un débil saludo salado y espumoso, las gaviotas vuelan bajo, algunos niños, edifican sobre la arena .Yo construyo castillos en el aire. Mis pasos rumbo al norte, encuentro el cerco, de columnas de hierro que hieráticas como esfinge fría se alzan sobre la playa medio solitaria, y dicen: sin soltar una palabra No Pase, el mar no las obedece, ingenuo, el azul no sabe de naciones, el no se divide, ni se afana, solamente existe.
Espero detrás del cerco de alambre, me voy convirtiendo con los días y los meses en un girasol de salitre, el mar me ignora, son las lágrimas que no paran de correr.

20090122

GIRA/SOLES


Cuantas hojas habrán de temblar
cuando mi aliento viaje diciendo tú nombre?



Entrara por tu ventana el aroma del sol
con sus dedos de amor
abrirá tus ojos

Y, yo... Te estaré pensando

Voy a llevarte
el color de las flores locas de sol
hasta tu puerta

Entonces
Girare contigo
sobre la luz

Cuando tu me abrazas
las sombras desaparecen

Una vez mas ,
Nueva
giro contigo sobre la luz

GiroContigoSol

CARTAS Y PUGILES PARTE UNO


Ahora las cartas llegan pronto Quizás por eso los golpes nos duelen mas, no pierden intensidad viajando meses, no hay espera solo un clic, y ahí están, las palabras, afiladas y punzantes como un gancho, directo a la víscera cardiaca, el rival bien apoyado en el piso impulsándose con todo el cuerpo, para no fallar, y decirnos con una sola vez , con letra Arial catorce puntos que ya no nos quieren, que siempre no , que fue bonito, pero que no se puede, que nos llevaran en la memoria como la perla mas preciada del collar de los recuerdos. Entonces, nos desestabilizan y nos dejan tiradas en el ring, en la cancha de boxeo que desde ahora llamaremos amor, el amor es esa danza del cuadrilátero, sin contar los raunds, con campanadas arbitrarias donde no dan tiempo a tomar agua ni respiro, escuchar sabios consejos del manager, y una, una sin entrenamiento termina tirando la toalla, o con tanto golpe, causado por no saber, sin poder esquivarlo, escurrirse como el Maromero Páez, aporreada, adolorida, agotada,fatigada, ajetreada, sopapeada, sacudida y todos los sinónimos que se puedan recordar cuando de la porriza una no puede ni levantarse o extender los brazos pidiendo auxilio.

CARTAS Y PUGILES PARTE DOS


Considero que la comunica-ción por correo electrónico nos causa limitacio-nes, arrebatos, frustración, golpes y porrazos. Igual que en el amor o el Amar….
Sin tinta que borrar con lágrimas, sin un papel para hacer con él lumbre, sin una hoja que arrugar en el puño. Sin un papel para romperlo en pedacitos y lanzarlos al aire, y mirar desde el balcón como los sueños y las respuestas afiladas se mezclan con las nubes.
Esta manera de comunicarnos sentimientos y pensares y pesares a veces intrascendentes y otras importantes, muchas veces nos deja perplejos sin la oportunidad de lanzar tinta y papel a las llantas de los camiones urbanos repletos de gente que va ¿quién sabe a donde?, pero cada uno lleva su corazón sus cartas y sus golpes, seguro en el asiento de en medio va una buena mujer, que aprendió a conectar algún buen Jab que utiliza para: mantener la distancia, para iniciar una combinación, como golpe de engaño para "preocupar" al rival... para salir lo mejor librada de la danza de púgiles. Y que decir del chofer, seguro solo es aficionado que ve desde lejos por que su afán de pelea se le fue detrás del volante, con tantos kilos en su abdomen como la coca cola que bebe para endulzarse el largo trayecto de la ruta, Palacio/Playas, seguro por las noches solo recuerda las parejitas que suben al autobús y se sientan hasta atrás para besarse intercambiar-un buen crochet: el golpe lateral con trayectoria paralela al suelo que se dirige al rostro del rival, ¡ay el amor y los camiones!, ¡ay ¡el amor y sus pasajeros!, ¡ay el amor…. donde todos somos boxeadores!, amateur o profesionales, ¿cuántos raounds?, nadie lo sabe,
Lo que si se es que las cartas ahora llegan tan de prisa que no nos agarran bien paradas, no puede una mentar madres, rasgarse las vestiduras o salir al atrio como profeta a gritar que han de arrepentirse.

No se puede golpear la pantalla, después como navegaríamos en Internet.
Se tiene que tener calma, para después con ceremonia, y palabras a las que ya les sacamos punta, aderezadas con un buen veneno para colocar al rival en una situación difícil, hacer que giren sin descanso sus pies y su guante no pare en nuestra cara, pues lo hemos llenado de vaselina y resbalan sus palabras sin poder detenerse en la ceja, en la mandíbula, y una se ríe por tres días hasta tener frente a nuestras incrédulas narices un guante rojo y lustrado, dentro una herradura de dos libras que nos tira al suelo y se nos fractura la nariz, para de inmediato tirar la toalla regresarlos a casa llorando, deshojando margaritas con los botines puestos, con el cinturón de la ultima pelea arrumbado en el sillón, tratando de ganar peso, por que los trancazos nos dicen que ya no podemos ser peso pluma, cuando el rival es welter.

CARTAS Y PUGILES PARTE TRES



Días de gimnasio, de concentra-ción de estudiar con calma al rival, para en el momento de subir al ring ir con todo, ya con la determinación del golpe, la trayectoria del mismo sabiendo como y por que. En guardia defendiéndose: La posición de guardia es una postura de defensa pasiva, toda vez que los brazos adoptan la actitud de protección de zonas vulnerables del púgil y al mismo tiempo interceptan o desvían los golpes del adversario, pero solo es la pantalla, por que detrás de nuestra cara bonita, y el jugar a defender ya sea el cuerpo o el corazón, la defensa lleva relleno de ataque, hay tantas maneras de caer, y en la caída llevarse al rival entre los pies. Y me pregunto: Siendo tan fácil rendirse desde el principio dejarse de danzas y solo perderse, por que se defiende una del amor, como si fuera lo peor que puede suceder?.
Ay las cosas del amor, ¿sería mejor rendirse?, ó hacer como que solo estamos jugando, sin atinar jamás los golpes y pasear por el ring lo mas desapercibidos posible. Mi consejo para la batalla es, darla, o darlas? Al final nunca se sabe, si tratamos el amor como un combate, en eso se convierte, si nos dejamos caer, seguro contaran hasta tres y saldremos con raspones. Dosificar el amor entonces? Caer y levantarse, abandonarse a las delicias y placeres que ofrece mientras se pueda? No lo se, solo se que debe hacerse lo que la intuición nos dice: Amar, Ah!mar.
Y lo de las cartas? No lo se, escriba usted y diga:meeeee

20090121

LOLOTA ( PARTE I )



A Dolores la despertó una serie de sonidos que se colaban desconside-rados por la ventana, no movió ni un solo músculo de su cuerpo, no abrió los ojos, no movió ninguno de los dos labios. Sintió como entraba el aire por su nariz suavemente y le llenaba los pulmones, únicamente con el aire necesario.
Se dio cuenta de la postura en que estaba, uno de los brazos sobre las dos almohadas hechas bola, el pelo cubriendole la cara por la que escurría un hilo de saliva, una de las piernas descuidadamente tirada sobre las sábanas claras. Un calambre le recorrió el espinazo y se preguntó si estaría muerta, no quiso moverse, comenzó a identificar los sonidos que danzaban vigorosamente a su alrededor: Una sierra que cortaba acero, el rugido de un camión de volteo, gritos de hombres que trabajan, muy cercano el sonido del agua que cae sobre el lavabo, el viento que mueve las cortinas y el ulular de una paloma solitaria que picotea en el pretil de la ventana. No está muerta. Decepción, ya imagina la línea blanca hecha con gis que dibujarían los médicos forenses alrededor de su cuerpo mal portado aún muerto, por un momento imaginó que quien pensaba era su alma, su pobre lánguida alma, su alma hilacho liviano desprendido de su cuerpo, su pobre cuerpo que todavía no llegaba a los 40, su pobre cuerpo siempre adolorido, aporreado, insatisfecho.

Alguien abrió la puerta y de su pose provisional de muerta salió su voz, que no era de ultratumba sino la de ella, deshidratada, raspaba de tal forma que hasta la lengua le dolió.
El cuerpo le pesaba tanto que fue difícil moverlo, sintió el cuerpo de piedra tuvo miedo de que la maldición de la medusa hubiera caído sobre ella, penso: ¿me estoy volviendo loca o es que todavía estoy bajo el efecto de las margaritas? Quizás mi destino sea el de Pedro Páramo?

Sorprendida de no reconocer su propia voz, alcanzó el monedero puso en las manos de su hija unas monedas y le dio un beso, la miro a los ojos, le sonrió dándole la bendición. Volvió a cerrar los ojos, ya sin sueños, con la cruda realidad saltándole en los intestinos: sin mas remedio que correr al baño se levantó de la cama sintiendo como el frío del piso se metía a través de sus pies y se instalaba en el tuétano, ese frío, ese eterno frío, que la congelaba todas las noches y le recordaba lo que era no tener un cuerpo tibio y dulce a su lado, recordar ese cuerpo que nunca tuvo consigo… Entre retortijones ruidosos que salían de su vientre inflamado, queriendo adivinar si serían los tacos sin guacamole y cilantro o los nachos, el baño invadido de ese olor fétido que no parecía humano. Mmm, pensó: Parece que estoy cagando un muerto.

LOLOTA ( PARTE II )


Frente al espejo desconoció su propio rostro, los ojos mas claros el pelo mas oscuro, la piel estaba agrietada como los llanos de Juan Rulfo.

Una tableta de Alka-Seltzer burbujeó en un vaso medio lleno, atravesó su garganta el sabor salado, cepilló con fuerza los dientes, se embadurnó la cara con el anular y el medio de crema limpiadora, con una toalla limpia fue retirando el maquillaje que como testigo le señalaba su parranda frente al espejo.

Es hora de poner un disco y de tener valor de recordar como regresó a casa,
¿para qué recordar? Lo importante es que está aquí, ahora, la desgracia es todavía seguir viva, estuvo segura de que esta vez no iba a fallar, pero ahora recuerda que las margaritas no le dieron valor, y que antes de lanzarse de cabeza en el puente de la Vía Rápida, pensó en lo mal que se vería ahí tiradota y muerta, los carros a gran velocidad pasando sobre ella y dejándola desfigurada.

LOLOTA ( PARTE III )




Le gustaría encontrar un método seguro e infalible para suicidarse.

Estuvo pensando en arrojarse frente a un camión de los azules, pero nada mas de imaginar su cara cuidadosamente maquillada arruinada con la sangre y los sesos en la defensa del autobús, se estremeció y descartó ese método. Imaginó minuciosamente la escena, su cuerpo desparpajado, sus zapatos caros sin quien lamente que haya muerto una mujer con tan buen gusto, la falda hecha tirones dejando ver sus lindos calzones que nunca estrenó con un hombre, unos calzones que no se deslizaron delicadamente por sus muslos y nunca estuvieron en las manos de un hombre sofisticado, de gustos exquisitos que entre poemas y vino haya encendido sus pechos, sus pechos que ella consideraba redondos dulcemente blandos y firmes, dispuestos a ser recorridos con la boca y la lengua con los ojos, con las manos. Suspiró y miró en el espejo sus pezones encendidos. Mientras pone pasta dental en su cepillo atraviesa la sala y escoge un disco compacto. Escuchar a la Cyndi Lauper le trae buenos recuerdos, la música que oye es como el conjuro que trae una cascada de imágenes del pasado. Y al ritmo de Girls Just Want to Have Fun mueve graciosa el trasero, se cepilla con fuerza y usa litros de enjuague bucal para hacer desaparecer el aliento a cirrosis crónica.

Apenas han transcurrido 30 minutos desde que se levantó de la cama el tiempo corre con más prisa que sus pensamientos las ánimas del pasado se le estacionan dentro de los brazos, habrá que meterse a la regadera y con el agua fría espantar la melancolía organizando mentalmente la agenda del día y dejar los recuerdos para algún fin de semana de bares y cervezas, para cuando las avenidas sean pequeñas y no quepa en ellas su nostálgico corazón.


20090120

Azul /Blue


Con toda su claridad entra la luz

A través de las cortinas

La pequeña vasija azul

Sostiene generosa

La flor amarilla

¿Pronto habrá de extinguirse?

Una estrella los vigila y abraza ...

En mi interior

Tu voz
como una cicatriz existe

ya no duele
ni asusta
solo me causa tristeza

Madre

20090116

Hey Blue


Si, la desolacion, si el desencanto,
ya no hay dolor,

solamente el recuerdo ....

20090114

ADAN

EVAIDA

CON LA LLUVIA VENDRAN LOS RECUERDOS


Amaneció nublado y con lluvia, a muchas personas, les entristecen los días grises, a mi no, a mi me gusta la lluvia, me gusta el frío, me gustan los días nublados.

Aunque recuerdo muy pocos días nublados o lluviosos en que haya sido feliz, más bien no recuerdo ninguno, recuerdo la primera lluvia en Guaymas, fue una gran sorpresa , ver las calles lodosas , nunca había visto una calle lodosa por falta de urbanización, tenía acaso siete años, mi hermana Corina se cayó de pompis y nos regresamos a la casa. Mi papá dijo que ya no fuéramos a la escuela y nos quedamos toda la mañana mirando por la ventana cómo la calle se inundaba y arrastraba lodo y piedras, era increíble para mi, al rato empezaron a entrar alacranes y ciempiés por debajo de la puerta, había tantos que llenábamos frascos con ellos perdimos la cuenta cuando eran mas de 150 bichos, me dolió dejar los frascos cuando nos venimos a Tijuana, los ciempiés eran enormes parecían huesos de tamarindo unidos, con patas que de veras daban terror, a Mónica mi hermana una vez se le encajo uno en el hombro mientras estaba dormida, nos despertó a media noche llorando. Mi papá la curó y después se volvió a dormir, pero le quedó una mancha con la forma del animalejo. A mi mamá se le enredó uno en el dedo gordo del pie una vez que estaba trapeando, gritó y mi papá vino en su auxilio. A mi nunca me picó ninguno, creo que tuve suerte, no he vuelto a ver esos bichos desde entonces.

DONDE ESTA MAMA?


Y el Amor vendrá a encontrar-me un día...
Tendrá tu mirada, tus brazos, tus ojos y tu boca.
Mamá!



Hoy me desperté con esa costumbre inconsciente de recordar, quise llamar a mi padre y preguntarle ¿Dónde esta Mamá? Imaginé mis manos buscando dentro de mi bolso negro y viejo, el trocito de papel donde anoté su número de teléfono, todavía en la cama imaginé como estaría sentado. Seguramente en la esquina de la cocina de casa de mi hermana. Tomando café, escuchando la radio con su pantalón limpio, la camisa clara y bien planchada, recién afeitado, atento a las noticias del programa de radio de Roció Galván, escuchando con paciencia. Imaginé a mi padre, quieto, moreno, con la cicatriz que tiene bajo la barbilla, frente a la taza de café que humea románticamente y le da un aspecto de nostalgia muy al estilo de Humphrey Bogart.

Mi Padre en su pose acostumbrada del Dr. Gachet, el personaje pintado por Van Gogh, aparece en tonos azules con una gorra de marinero y en una actitud de verdad apática descansa la cara sobre su puño, con la otra mano toca ligeramente una rama de flores violetas , la desesperanza, la abulia, la indiferencia, en un retrato que Van Gogh dejó como testimonio adelantado de la milonga de contemplar la vida, y representa fielmente a Don Emilio mi padre

Imaginé mis dedos ya sin las uñas acrílicas marcando su número, el timbre insistente de su teléfono sonando, mi apá se pone de pie y contesta con su acento tapatío: Bueno, y yo sin mas, le pregunto: ¿Dónde esta mamá? Con el enorme deseo con la esperanza absurda de que ella no está muerta y el responda: ahorita te la paso Aida, se que eso no será posible. Y aún así quiero marcarle y preguntarle por ella. Anhelando que mi padre me responda que mi madre está en el patio de atrás tendiendo la ropa, escarbando la tierra de las macetas, dándole de comer a sus pericos, fumando bajo el sol o quizás me diga que se fue por el pan. Se que no lo dirá, ella no estará ahí jamás, por mas que la busque no podré encontrarla.

Entonces el tono incoloro de mi voz cambiaría a inquisitivo y le preguntaré a mi Jefe: ¿se murió de amor mamá? ¿O de desamor? Y se que el tendrá la respuesta pero la atrapará antes de salir de su boca y en la garganta se le hará un doloroso nudo, quizás se le llenen de lágrimas los ojos, y sienta un dolor agudo en los intestinos y venga a él un torrente rápido de imágenes de mi madre, mi madre en su juventud, mi madre cantando, mi madre bailando, mi madre cocinando, mi madre como gallina abrigando a sus hijos bajo su ala, mi madre con los ojos cerrados en un cajón rosa, mi madre con puños de tierra con los que la cubren sus hijos, mi madre que nos dice adiós y nos llena de silencio.

20090113

Bienvenido a Tijuana/Babelia


Hace muchos años que nos recibió Tijuana en un día lluvioso, creo que era febrero,
Dejamos atrás Guaymas, nos venimos en autobús, mi hermana Columba que estaba muy pequeña y se orinaba cada rato, no tenía pañales y se le mojaban los zapatos, recuerdo que mi hermana Mónica y yo nos preocupábamos por ella. Y poníamos sus zapatos en una ventana pero no había nada de sol, en esos días descubrimos los pañales desechables, fue un alivio, veíamos las caricaturas en inglés, Tom y Jerry, después I Love Lucy. Encerradas en una habitación a donde mi tía Rita nos confinó, no podíamos dar un paso fuera de ella, desayunábamos Cork flakes con mermelada. Y comíamos muy poquito.

Fueron días, húmedos, tristes, durmiendo en montón en una sola cama éramos cinco niños sin preguntas asumiendo el mundo en silencio y semiabandonados.


Años después cuando vino la gran inundación del río, después de que se murió Cuenca Díaz, ¿o lo mataron? y abrieron las compuertas de la presa y el agua arrazó con cartolandia, Rafaél Hernández y don Alfonso Valdivia en las noticias del canal doce anunciaban el famoso ciclón, huracán y demás calificativos, vivíamos en la colonia México en la Calle Zacatecas número 56, se le pidió a la población reforzar medidas de seguridad, mi papá andaba en Guadalajara, después que oscureció comenzó la lluvia, mis hermanas y yo semidesnudas salimos a bañarnos en el patio, de las pocas veces que la amargada de mi madre nos dio permiso de hacer algo divertido y pensar que mientras nosotros jugábamos otros eran arrastrados por el río.

Después vinieron otras lluvias, otras tristezas, otras aguas y otras lágrimas, y una de esas lluvias fue el presagio de que mi madre ya no estaría con nosotros…

Que hay detras de esa cara rara?



Del diario de las pasiones y los vicios

a ver que cara pones?

FOTO DE AZGAR LENIN

DIARIO DE LA DESOLACION Y LA NOSTALGIA


Después de tanto amar, que va a quedarnos
Si no esta cicatriz que es la memoria
Jorge Valdéz
La Puerta Giratoria


Anoche te soñé estabas a mi lado, y un torrente tibio de lluvia mojaba nuestros cuerpos, tu lengua entraba a mi boca y yo jugaba a atraparla, el agua empapaba nuestros cuerpos y tú lluvia ansiosa por entrar en mi, esperaba mi aprobación para hacerme tuya y sembrar en mi vientre una vez más.

Por las calles corría un arrollo cristalino de lluvia, y nuestros zapatos estaban ensopados, el empedrado adquiría mas brillo, sonaba bajo nuestros pasos. Era verano empezaba a oscurecer y yo tenía tus brazos para sentirme fuerte.
Despierto y tengo en los labios el recuerdo de tu boca, tu boca, tu boca húmeda encontrando mi boca. Tu lengua como pez ansioso en el estanque dispuesto.

Ya es de mañana, permanezco envuelta en las sábanas, alcanzo a escuchar el sonido del viento que alocado toca desesperado en mi ventana, son los vientos de Santa Ana. Vienen a secarlo todo, a agrietar la piel, a secar los árboles y el pasto. Los colibríes a pesar del tiempo vuelven a aparecer después de su exilio, fugaces y juguetones, los descubro y me da saltos el corazón, la alegría es brisa y lluvia, la alegría es como el agua fresca y dulce de los cocos.
Tengo ansiosas las manos juego con ellas a recordar tu piel, pétalos suaves delicados como los geranios y las malvas, melancólica como la fragancia del Chanel número 5.

La mañana no descansa y sigue corriendo, avanzan las manecillas del reloj y tengo que retomar mis hábitos de animal domesticado, hervir agua para café, lavar una taza, sentarme a la mesa a solas a sorber amarguras y leer el diario nefasto, ver como los rayos de sol van cayendo tímidos en rebanadas iluminadas, enciendo la radio y la voz del locutor invade la sala donde espero den las 10, me arreglo el pelo y el corazón y salgo esperanzada a recorrer las calles que conquistamos, el autobús me arrulla con su rum, rum, y por la ventana miro la gran fila de gente que espera cruzar al otro lado, los vendedores agresivos que quiseran obligar a los choferes de los autos con placas de California a comprar sus mercancías, alargo la mirada y no te encuentro, me duele, y me distraigo con el vapor que sale del carrito del vendedor de elotes y lo comparo con los sahumerios de los tiempos prehispánicos, el muchacho mixteco bien pudiera ser un servidor del Templo del Sol.

¿Dónde estás? ¿A dónde se fueron tus manos y tus labios suavecitos, dónde se ocultan tus ojos de hoja verde de árbol traspasada por el sol?

Nadie me espera cuando bajo de el autobús viejo y pachorrudo, encuentro la banca donde me senté alguna vez contigo, y los jugadores de ajedrez se perdían en el tiempo, almacenaban alfiles a un lado del tablero, y el caballo trotaba soberbio derribando las piezas del adversario, ¿recuerdas cómo inventábamos historias acerca de ellos?

Cuando la tarde se desvanecía bajo la luna menguante, muchas veces fuimos al cafecito, tu leías versos de Alberto Blanco y sobre mi falda se despertaban los sentidos, agua fresca de palabras, belleza en cada verso, tu voz grave leyendo pausado igual que los latidos de tu corazón bueno.


Fugaces son los recuerdos, toda memoria es reconstruida y fraudulenta, escuché a Pancho decirlo, y quizás si, invento mis sueño y mis recuerdos, y mis palabras no sean mas que el reflejo de toda esta historia que invento.

Rumbo a Playas


Rumbo a Playas ...

FOTO AZGAR LENIN

ME MANDARON AL DIABLO

Dice que me pudra en el infierno
Y ya me quedo pensando si será esto posible
Pues en el infierno es tan alta la temperatura que no puede haber humedad, y para poder podrirme la necesitaría, habría sido mejor decirme
Que ardas en el infierno.

EL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS




A todos los presos en esta ciudad del bullicio y el silencio
AiMe.


A la melancolía y al alivio de saber que pronto
renunciaremos a conocerlos y a comprenderlos
Italo Calvino

Hoy se cumplen 10 días de viajar en transporte público. He aprendido su olor, a leer en los rostros de la gente, lo que dice una mirada que se marchita y cae deshojándose en la mía, aprendí a ver más allá de lo que se ve a través de la ventana atrancada de un autobús que en su ruta trasporta almas, vidas y la respiración de un grupo que se congrega para viajar, del que yo no se su destino.
El autobús tiene su ronroneo al que me he acostumbrado. Las últimas mañanas han sido grises, y yo no espero nada, con los meses, las semanas y los días aprendí en el corazón que la vida no ofrece mucho, que nunca se va más allá de a donde nos llevan los pasos.
Es fácil viajar con otros, tal vez 15 0 20 minutos, mirar el paisaje destartalado de la Zona Centro mientras el camión abre caminos con su bostezo perezoso. A veces creo encontrar un “pequeño brillo” de esperanza en los ojos desilusionados de los pasajeros, pero está muy lejos de ser una realidad. Es sólo la luz que se cuela por las rendijas polvorientas de las ventanas cerradas, que apenas dejan pasar pequeños hilos delgados y grises de sol. Todos llevamos caras largas, chamarras pesadas por el frío, pasos titubeantes, incertidumbre en los huesos, no tenemos un “buenos días”, la sonrisa se quedó en la parada anterior del otro día, en las caras ilusionadas de los enamorados que, como vacas, retozan en el parque Teniente Guerrero.
Un joven con pelos enmarañados canta, toca la guitarra desafinada, igual que su voz, algunos le damos unas monedas, yo lo hago quizás por agradecimiento, dos canciones y no pienso, dos canciones que evocan a mi abuela guisando en su cocina, el patio viejo, la fuentecilla al centro que se secó después que murió el abuelo, ahí entre las macetas de geranio dejé atrás mis juegos de niña; el árbol grande de jacarandas donde ya no cuelga el columpio.
Sube al autobús una señora con sus niños, llevan mochilas muy pesadas, parece que cargar tantos libros es la penitencia con la que se paga el estudio gratuito y laico. Un supuesto sordomudo reparte estampillas de santitos, las vende a cinco pesos, a mi me toca de San Martincito, el negrito aquel que cuidaba y amaba a los animalitos. Por eso se convirtió en santo. Y ahora que ya no está, nadie cuida a tanto perro callejero, por eso andan pululando por los puestos de tacos, y muchos otros muertos en los camellones que llevan a Playas o al Mariano Matamoros. Le doy los cinco pesos y leo la oración que viene al reverso. Miro por la ventana, la Zona Centro es surrealista. Contemplo la ciudad, es libre, no le preocupa la razón, la moral, la estética, sólo se expande y comienza a latir con su propio ritmo, sin pedirle permiso a nadie, es caprichosa los sábados, los lunes pachorruda; los jueves intensa, el día de pintores y poetas, jueves para la cultura cuando nos agrupamos y hablamos de nuestros grandes proyectos y soñamos como niños con haber encontrado el hilo negro. Los viernes la ciudad cuando es de noche, no duerme, deambula. A veces me involucro con ella y camino con los poetas hasta que se acaban mis zapatos, las banquetas no son uniformes, están llenas de hoyos, igual que el pavimento, hay charcos de aguas negras estancadas, indigentes que buscan acabalar sus 100 pesos para el piquete diario, niños que extienden la mano por una “cora” o un peso, tiendas que exhiben lo que no puedo comprarme con mi salario. Señoras “nice” que ven la ciudad a través del vidrio blindado de su carro bonito, y yo, sólo camino con las manos en los bolsillo y el corazón despierto. Compro unas cervezas en el barecito misterioso a donde voy con el abuelo Pancho, en la barra algunos gringos desbalagados toman cerveza y ven el béisbol, y en la rocola no tocan mi canción, alguien pone boleros, tríos y hasta algunas rolas de Jim Morrinson, la dueña del “Dandy” nos regala cacahuates, nosotros los pelamos, yo no me los como, el sábado que Elmer Mendoza presentó su libro, nos preparó tamales nos los sirvió con gusto, brillaban sus ojos verdes y pequeños cuando le autografió el maestro su libro, no le cobró caro. Yo mejor me voy a otro bar. a lidiar con otros borrachos. En "La Roca" tienen la vieja canción con la que recuerdo la que me hace mover los pies, mientras los jueves de carne asada la Araceli me dice: ¿mija donde dejaste al viejito de sombrero? Se me van las horas en un tarro michelado, cuando salgo ya no hay luz y yo no llevo cuenta del tiempo. Por la avenida hay grupos de mariachis esperando a los novios desencantados, que alcoholizados llevarán serenata a la novia, y muy desentonados cantarán con bríos: novia mía, novia mía, cascabel de plata y oro tienes que ser mi mujer, brillan mis ojos y también el semáforo en rojo, me lleno de suspiros por todo lo que no ha sucedido, por lo que no he hecho, y por lo que no me atrevo, compro semillas de calabaza al viejecillo simpático con camisa de franela a cuadros y manos con surcos y dedos fuertes y tiznados, las guardo en el bolsillo de mi abrigo viejo, en la siguiente esquina se las regalo a un niño que hace malabares frente a los autos, con él hay un hombre que escupe fuego, lo reinvento, lo recompongo, lo reinterpreto, pensando que el fuego que sale de su boca son sus reclamos, y como profeta de los tiempos bíblicos, con llamas rojo intenso abre la boca diciendo de sus penas, su falta de oportunidades, reclama una cama limpia, un plato de sopa que le caliente el alma y también el estómago. El pequeño malabarista con cara blanca y grandes labios que dibujan una sonrisa en rojo , bien pudiera ser yo, tú, ellos, nosotros y aquellos, que hacen verdaderos circos maromas y teatro para sobrevivir con el salario mínimo. Maquillarse para mostrar buena cara al público las 8 horas de trabajo frente al mostrador o la caja registradora, sonriendo, contando muy bien el cambio, preguntando ¿ “encontró todo lo que buscaba”? y yo quiero responder que no. Preguntar a la sonriente cajera del supermercado ¿la esperanza, el amor, las ilusiones, en que pasillo los encuentro? Pero me quedo silencita, no pronuncio la pregunta del millón seguro me dirá que en el departamento de congelados. Meto mis devaluados pesares y pesos en mi monedero, cargo en las pesadas bolsas de plástico amarillo, kilos de cebollas para seguir llorando. Y es entonces que reflexiono poco, y escribo que a veces la ciudad es triste, como yo, a veces la ciudad transpira llanto, como yo, a veces en la ciudad no encuentras flores, como yo, a veces... la ciudad sonríe, enseña sus enormes dientes blancos y de un sólo mordisco te arranca el corazón que latía asustado, y en el hueco que queda te siembra, lunas azules con frío y mas miedos. A veces la ciudad, con esos enormes dientes afilados, te arranca las uñas y tu ya no puedes escarbar al interior, te pierdes, naufragas en laberinto interno donde sólo buscas sin saber qué estás buscando…Y el hombre de gorrita de poblano, que vende elotes en su carrito pequeño, no tiene las respuestas, la mujer de falda ajustada a su trasero redondo y orondo tampoco, y en las farmacias que abundan por estos lados no se pueden encontrar soluciones ni curas para el desencanto, solo viagra para los optimistas que aun buscan el amor, a sus años, y con los años, farmacias con el remedio para la gripe aviar y vitaminas para niños del tercer mundo. Es entonces que una sabe que ya no es hora de hablar, que llegó la hora de los gritos, de convocar con coraje al sol, pagar una inserción en el periódico para reclamar al procurador por el asesinato del espíritu, es momento de no salir de noche, es hora de esperar en las esquinas el día, de conjurar el sol, el olor a frutas, la ropa limpia, sábanas blancas y buscar nuevos caminos por la libre pintada de rojo, con el aliento limpio , que no sea de limón, sino dulce, de miel, de higos, de dátiles; de abrir una botella de vino bajacaliforniano, beberse su olor, dejarlo que invada la boca y la garganta, disfrutar el rojo de las uvas maduradas, aspirar el olor a madera donde reposó por años… el vino y la espera, y yo que espero y no me desespero. Decido abrir la ventana, correr las cortinas y tomar el sol naranja fresca. Poner membrillos sobre la mesa, escuchar aquella canción que nos cantaron cuando niños, y esperar con el té caliente y humeando a que llegue aquello que espera el corazón, recordando que ahí, donde está el corazón, está nuestro tesoro, que cuando abra el diario encontraré la misma nueva vieja historia de todos los tiempos, que no cambia el sol y sus ropajes, que la luna siempre sale después que duerme al sol, que las estrellas tiritan a lo lejos, y muy lejos, que el frío se encona en las noches, que la distancia la pongo yo. Que no estoy cansada, sino que estoy viviendo. Mañana mis dedos escribirán otra historia, el autobús tendrá el mismo rugido y como dragón medieval lanzará humo sofocando la ciudad y mis pensamientos. Suspiro recordando a Ricardo Serato con aquella canción diciendo: En Baja California Tijuana te espera.... yo no espero... Duermo, camino, corro, lloro, me detengo y recuerdo. El viaje a mi interior dentro de un autobús público.

ELLOS LAS PREFIEREN GORDAS DEL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS




Ellos las prefieren Gordas
Orquesta Mondragón

No es posible enderezar la voluntad del hombre mientras su pensamiento permanezca torcido
Sócrates

Al ritmo de un swing comienza la mañana y un hombre que parodia la voz de Frank Sinatra canta, alargando la voz y dándole un matiz de desenfadado, la historia de una mujer con una bolsa de caramelos y abundantes carnes, el sax melodioso en tonos agudos acompaña la dulzura de la canción.

Yo voy terminado de comerme una suculenta dona bañada en glas de chocolate y mi avidez por carbohidratos me lleva al colmo de lamerme los dedos y pasar la lengua por los labios buscando aprovechar al máximo todo el dulce, quizás sufro del síndrome de la mosca, pero mi afición a los dulces glaseados altos en calorías es algo que no puedo vencer, no se si catalogarlo entre mis vicios o en mis pasiones.

Como cualquier mujer cultivo mis pasiones como vicios. Podría enumerar mas de diez pero debido al temor a causarles envidia, celos, resentimientos, o rencores, hoy solo hablaré de ese vicio de tomar café y leer cuanto escrito cae en mis manos, desde instructivos de funcionamiento de la cafetera eléctrica, el iPod, el glucómetro, folletos de disfunción eréctil aun que no soy hombre y mi hombre no la padece, leo sin parar los letreros de los comercios, las notas del supermercado, el ticket del estacionamiento, las carteleras de los cines y si tengo suerte el diario El País, el diario local que está para volver loca a cualquiera y por mas que lo repaso varias veces no encuentro notas de interés, ni investigaciones profundas y sería una loca si me atreviera a imaginar que alguna vez los periodistas le darán seguimiento a alguna noticia. A veces leo novelas sin despegarles los ojos en horas, la revista de obsequio del periódico del domingo y siempre me resulta gratificante encontrar a Javier Marías, a Maruja Torres y a Javier Cercas que siempre fieles y con un estilo definido pero con comentarios diversos e inesperados me entretienen no solamente durante la lectura sino algunos días después cuando entre viajar en autobús y ver el triste paisaje lodoso y basuriento de mi Tijuana lluviosa entiendo al fin lo que los autores antes mencionados querían decir.

Esta semana en el diario El País me llama la atención la foto de la portada que me duele y escandaliza, me conmueve y me preocupa, y no puedo evitar exclamar en voz alta: ¡A dónde vamos a parar! Mas de una docena de cuerpos masculinos yacen muertos en el suelo manchado de sangre y adornado macabramente con miembros desperdigados, mientras algunos otros todavía vivos, (seguramente no por mucho tiempo), lloran hasta arrancarse los cabellos y rechinar los dientes. Me asombra la imagen y siento que me duele la humanidad y vaya que me duele, me lleno de preguntas y sentencias y quisiera una fecha. Que alguien ponga una fecha para que la muerte por causas tan estupidas como las políticas llegue a su fin, no se por que tanta cerrazón, tanta estupidez, tanta muerte, tantos muertos, viudas y madres de brazos vacíos llorando eternamente la muerte de sus hijos, vaya que no es fácil vivir, vaya que quiero que cese la violencia y la promesa de paz se haga presente, con acciones, no me entiendo pero a veces quisiera no leer.

En la revista semanal encuentro la foto de Hakura Nakagawa, titulada El Hombre Moco, no tengo que ser muy inteligente para interpretar acertadamente que el cuerpo desnudo de un hombre pálido y completamente calvo desentona grotescamente entre un paisaje natural de vegetación agua y piedras.

Una lectura mas que me lleva a reflexionar en el paisaje de mi ciudad, en el significado de las canciones y en los modos de relacionarse de los amigos y de otras gentes que encuentro a diario en el café, en las tiendas, en las instituciones, oficinas y supermercados. A veces amable a veces hostil.

Supongo que serán tiempos difíciles donde no hay lugar para la paz y no violencia, pues hasta en los letreros que buscan conciliar con ésta, se miran caras de enojo que invitan a la confrontación y no a la conciliación. No se si alguno haya encontrado un enorme promocional impreso con la cara de un pequeño niño gritando con ira: Mexicanos al Grito de Guerra , para luego exigir pena de muerte a los secuestradores, es inevitable para mi pensar que con ese método estamos muy lejos de conseguir lo que buscamos aparentemente, que es la seguridad y la paz, pues: "Cada vez que vamos en contra de algo estamos creando una fuerza de oposición, estamos alimentando aquello contra lo cual luchamos", Antonio Blay.

Supongo que me llego la hora de regresar a leer instructivos de uso del control remoto de la tele, el uso de la lavadora nueva con muchas y muy útiles funciones, sacar el librito que viene dentro del nuevo cidi de música de los ochentas que acabo de comprarme, pues siempre será mas grato leer las anodinas letras de las triviales canciones de mujeres que como yo comen golosamente dulces y sus carnes abundantes se pasean glamorosamente mientras los hombres saborean la posibilidad de poder engolosinarse en mujeres tan dulces.

La realidad siempre tendrá ese matiz descarado y descarnado que termina poniéndome tiste y matándome la fe en un mundo mejor, más justo y más feliz,
Al ritmo del saxofón termino de escribir y conmoverme.

DEL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS

I

Quise sembrar tu cuerpo con palabras.
Y ahí,
frente a ti,
con el cuerpo lavado
escurriendo en aceites y sahumerios
dije conjuros sobre tu piel muy bajito
con suspiros y jadeos
zurcí con mis dedos en tus ojos
y me habitó el cuerpo
tu sol.

EL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS

Poemas

I
Descanso los pies en el precipicio
Tu voz es el impulso que me llama al vacío

Entonces desciendo
Con Piernas y brazos.

Te estoy buscando

II

Se va aprendiendo a soñar poco
a prescindir de la cama y los lavabos
a quedarse quieta y en silencio

III

Yo si quiero morir y hablar de la muerte
Como buscando el paraíso

¿Cuándo llegará el día de mi anhelo?

¿Cuándo podré dormir en sus brazos?

Donde la voz de aquellos no me alcance

Y decir/nombrar a la muerte

no les siga causando escándalo.

IV

No me niegues que se nos está muriendo el tiempo
No sepultes nuestras miradas en la compasión
¿Puedes hablar con la verdad tan solo por esta tarde?
Tú sabes
que yo lo se
No valgo mucho
Y a veces lloro
pero muy poco
Se me secaron los ojos
Se me olvidó como rescatar el llanto
Y recuerdo que sí
Que mucho de la vida es el olvido
Es que así es esto
Se alarga el purgatorio
Y nadie ha podido con el desencanto

La malilla de los malos amores
Nos deja sin esperanza de recuperación
Con el cuerpo tembloroso y solo.
Y ahí vamos una vez mas,
Haciendo fila derechitos
A contar las monedas que giran en el aire
Como menesterosos agonizando lentamente
y poco a poco
Rogando y haciendo la señal de la cruz sobre los labios secos,
Que besan la cara o cruz del final inevitablemente desconocido

Hoy es Sábado


Hoy es sábado, tengo el cuerpo más vació, la boca ansiosa, apasionada, agonizando por un beso, trato de aplacar como a perros la necesidad de tu cuerpo y de tus manos, tan solo quiero un dedo tuyo deslizándose por mi brazo,

Tenia ayer el cuerpo dormido, pero llegaste tu y despertaste mis sentidos, mis ojos te están buscando, mis oídos están atentos tratando de escuchar tus pasos mis manos tocan los cristales, la suavidad de mi abrigo, tocan las naranjas y las guayabas, buscando la textura de tus muslos, Ay ¡El vértigo de tus gemidos, ay el dolor de sentirte lejos!

Despertaste la mujer que a veces soy, y solo contigo, para luego abandonarme el el más triste vació, la oscuridad donde siempre estoy buscando a ciegas.

Déjame como estaba,

No como estoy.

Desvaneciéndome entre la sombras

Dando tumbos como fiera herida,

Con el corazón solo y sangrando

Regrésame mis días de invierno

De encierro y sueños.

Regrésame mis sentidos después de haberlos arrullado,

Déjame como estaba

No como estoy.

EL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS



TIJUANA BABELIA

EL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS

POR LA OVEJA DESCARADA

¿Es posible amar en esta ciudad de confundidos?

Poemas

I

Descanso los pies en el precipicio

Tu voz es el impulso que me llama al vació

Entonces desciendo

Con Piernas y brazos.

Te estoy buscando

II

Se va aprendiendo a soñar poco

a prescindir de la cama y los lavabos

a quedarse quieta y en silencio

III

Yo si quiero morir y hablar de la muerte

Como buscando el paraíso

¿Cuando llegara el día de mi anhelo?

¿Cuando podré dormir en sus brazos?

Donde la voz de aquellos no me alcance

Y decir/nombrar a la muerte

no les siga causando escándalo.

IV

No me niegues que se nos esta muriendo el tiempo

No sepultes nuestras miradas en la compasión

¿Puedes hablar con la verdad tan solo por esta tarde?

Tú sabes

que yo lo se

No valgo mucho

Y a veces lloro

pero muy poco

Se me secaron los ojos

Se me olvido como rescatar el llanto

Y recuerdo que si

Que mucho de la vida es el olvido

Es que así es esto

Se alarga el purgatorio

Y nadie ha podido con el desencanto

La malilla de los malos amores

Nos deja sin esperanza de recuperación

Con el cuerpo tembloroso y solo.

Y ahí vamos una vez mas,

Haciendo fila derechitos

A contar las monedas que giran en el aire

Como menesterosos agonizando lentamente

y poco a poco

Rogando y haciendo la señal de la cruz sobre los labios secos,

Que besan la cara o cruz del final inevitablemente desconocido

SECCION DOS PARA RECUPERAR LA FE Y EL CUERPO

I

Quise sembrar tu cuerpo con palabras.

Y ahí,

frente a ti,

con el cuerpo lavado

escurriendo en aceites y sahumerios

dije conjuros sobre tu piel muy bajito

con suspiros y jadeos

zurcí con mis dedos en tus ojos

y me habito el cuerpo

tu sol.




fotografia AZGAR LENIN