20090113

ELLOS LAS PREFIEREN GORDAS DEL DIARIO DE LAS PASIONES Y LOS VICIOS




Ellos las prefieren Gordas
Orquesta Mondragón

No es posible enderezar la voluntad del hombre mientras su pensamiento permanezca torcido
Sócrates

Al ritmo de un swing comienza la mañana y un hombre que parodia la voz de Frank Sinatra canta, alargando la voz y dándole un matiz de desenfadado, la historia de una mujer con una bolsa de caramelos y abundantes carnes, el sax melodioso en tonos agudos acompaña la dulzura de la canción.

Yo voy terminado de comerme una suculenta dona bañada en glas de chocolate y mi avidez por carbohidratos me lleva al colmo de lamerme los dedos y pasar la lengua por los labios buscando aprovechar al máximo todo el dulce, quizás sufro del síndrome de la mosca, pero mi afición a los dulces glaseados altos en calorías es algo que no puedo vencer, no se si catalogarlo entre mis vicios o en mis pasiones.

Como cualquier mujer cultivo mis pasiones como vicios. Podría enumerar mas de diez pero debido al temor a causarles envidia, celos, resentimientos, o rencores, hoy solo hablaré de ese vicio de tomar café y leer cuanto escrito cae en mis manos, desde instructivos de funcionamiento de la cafetera eléctrica, el iPod, el glucómetro, folletos de disfunción eréctil aun que no soy hombre y mi hombre no la padece, leo sin parar los letreros de los comercios, las notas del supermercado, el ticket del estacionamiento, las carteleras de los cines y si tengo suerte el diario El País, el diario local que está para volver loca a cualquiera y por mas que lo repaso varias veces no encuentro notas de interés, ni investigaciones profundas y sería una loca si me atreviera a imaginar que alguna vez los periodistas le darán seguimiento a alguna noticia. A veces leo novelas sin despegarles los ojos en horas, la revista de obsequio del periódico del domingo y siempre me resulta gratificante encontrar a Javier Marías, a Maruja Torres y a Javier Cercas que siempre fieles y con un estilo definido pero con comentarios diversos e inesperados me entretienen no solamente durante la lectura sino algunos días después cuando entre viajar en autobús y ver el triste paisaje lodoso y basuriento de mi Tijuana lluviosa entiendo al fin lo que los autores antes mencionados querían decir.

Esta semana en el diario El País me llama la atención la foto de la portada que me duele y escandaliza, me conmueve y me preocupa, y no puedo evitar exclamar en voz alta: ¡A dónde vamos a parar! Mas de una docena de cuerpos masculinos yacen muertos en el suelo manchado de sangre y adornado macabramente con miembros desperdigados, mientras algunos otros todavía vivos, (seguramente no por mucho tiempo), lloran hasta arrancarse los cabellos y rechinar los dientes. Me asombra la imagen y siento que me duele la humanidad y vaya que me duele, me lleno de preguntas y sentencias y quisiera una fecha. Que alguien ponga una fecha para que la muerte por causas tan estupidas como las políticas llegue a su fin, no se por que tanta cerrazón, tanta estupidez, tanta muerte, tantos muertos, viudas y madres de brazos vacíos llorando eternamente la muerte de sus hijos, vaya que no es fácil vivir, vaya que quiero que cese la violencia y la promesa de paz se haga presente, con acciones, no me entiendo pero a veces quisiera no leer.

En la revista semanal encuentro la foto de Hakura Nakagawa, titulada El Hombre Moco, no tengo que ser muy inteligente para interpretar acertadamente que el cuerpo desnudo de un hombre pálido y completamente calvo desentona grotescamente entre un paisaje natural de vegetación agua y piedras.

Una lectura mas que me lleva a reflexionar en el paisaje de mi ciudad, en el significado de las canciones y en los modos de relacionarse de los amigos y de otras gentes que encuentro a diario en el café, en las tiendas, en las instituciones, oficinas y supermercados. A veces amable a veces hostil.

Supongo que serán tiempos difíciles donde no hay lugar para la paz y no violencia, pues hasta en los letreros que buscan conciliar con ésta, se miran caras de enojo que invitan a la confrontación y no a la conciliación. No se si alguno haya encontrado un enorme promocional impreso con la cara de un pequeño niño gritando con ira: Mexicanos al Grito de Guerra , para luego exigir pena de muerte a los secuestradores, es inevitable para mi pensar que con ese método estamos muy lejos de conseguir lo que buscamos aparentemente, que es la seguridad y la paz, pues: "Cada vez que vamos en contra de algo estamos creando una fuerza de oposición, estamos alimentando aquello contra lo cual luchamos", Antonio Blay.

Supongo que me llego la hora de regresar a leer instructivos de uso del control remoto de la tele, el uso de la lavadora nueva con muchas y muy útiles funciones, sacar el librito que viene dentro del nuevo cidi de música de los ochentas que acabo de comprarme, pues siempre será mas grato leer las anodinas letras de las triviales canciones de mujeres que como yo comen golosamente dulces y sus carnes abundantes se pasean glamorosamente mientras los hombres saborean la posibilidad de poder engolosinarse en mujeres tan dulces.

La realidad siempre tendrá ese matiz descarado y descarnado que termina poniéndome tiste y matándome la fe en un mundo mejor, más justo y más feliz,
Al ritmo del saxofón termino de escribir y conmoverme.

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