20090123

GIRASOL DE SALITRE



El Azul es enorme, todo su aliento se estrella en mi cara. Es salado, húmedo, pegajoso, huele a amor… Penetra mis sentidos, mis poros se dilatan y se dejan seducir. Camino, la arena entra juguetona a mis zapatos y me molesta.
Mis pies desnudos sienten el frió de la arena y escuchan el sonido de mis dedos enterrándose sin cuidado bajo los granos salados, grises y solitarios. Trozos diminutos de roca pulverizada me hacen cosquillas y yo tengo solos los brazos, una pequeña ola se desliza suavecito llegando lánguida a la orilla moja mis pies con un débil saludo salado y espumoso, las gaviotas vuelan bajo, algunos niños, edifican sobre la arena .Yo construyo castillos en el aire. Mis pasos rumbo al norte, encuentro el cerco, de columnas de hierro que hieráticas como esfinge fría se alzan sobre la playa medio solitaria, y dicen: sin soltar una palabra No Pase, el mar no las obedece, ingenuo, el azul no sabe de naciones, el no se divide, ni se afana, solamente existe.
Espero detrás del cerco de alambre, me voy convirtiendo con los días y los meses en un girasol de salitre, el mar me ignora, son las lágrimas que no paran de correr.

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