Quizás fue la crisis de los treinta, todos los viernes me voy a algún bar, por que me aburro en mi casa, una de tantas noches no quería regresar a casa para encontrarme con su silencio y su cara mustia , yo estaba consumiendo demasiado alcohol entonces, no razonaba y no quería razonar, solo buscada sedar el dolor, del que no conocía la causa, una madrugada me quede en la cochera tomando y escuchando música hasta las cinco de la mañana, después entre a la casa y me dormí en el sillón, como a las siete me despertó mi esposo jalándome el cabello poniéndome un cuchillo en el cuello, no grite por temor que los niños se despertaran.
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